El país se presenta como una alternativa para compensar la caída de las exportaciones brasileñas a otros destinos de América del Sur
Empresas brasileñas de tecnología están abriendo sucursales en Colombia para expandir sus negocios dentro y fuera de América del Sur. La ola de inversiones llega tras una audaz política de incentivos fiscales adoptada por el gobierno colombiano, que busca convertir a sus principales ciudades, Bogotá y Medellín, en los principales centros de innovación del continente, o el Silicon Valley sudamericano.
Esta semana, decenas de empresarios del sector estuvieron en Bogotá para un foro organizado paralelamente a la visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El objetivo del viaje, además de las cuestiones políticas, es aumentar el volumen de negocios entre los dos países, tanto en términos comerciales como en inversiones directas, en un momento en que las relaciones con Argentina están en duda.
En el primer trimestre de este año, las ventas a Argentina cayeron un 28% en comparación con el mismo período del año pasado y aún no está claro cómo se desarrollarán los negocios bilaterales en el gobierno de Javier Milei. Al mismo tiempo, América del Sur está perdiendo participación relativa en las exportaciones brasileñas, y Colombia emerge como un candidato prometedor para frenar este proceso.
Los sectores de TI con mayor potencial de crecimiento en los próximos años se centran en realidad aumentada, inteligencia artificial, sistemas tecnológicos automatizados, internet de las cosas, plataformas basadas en la nube, ciberseguridad y blockchain.
«La política implementada por el gobierno colombiano permite que las empresas locales de TI tengan ventajas fiscales no solo para negocios en el país, sino también para la prestación de servicios fuera de Colombia», explica Marcello Martins, gerente de la oficina de Apex Brasil en Bogotá. «Esto representa una gran ventaja para la expansión regional de estas empresas», agregó.
Además del incentivo fiscal, Colombia se beneficia de la cantidad de acuerdos comerciales que mantiene el país, «una red mucho más amplia que la de Brasil», destacó Ana Paula Repeza, directora de Negocios de Apex. De esta manera, las empresas con sede en Colombia pueden beneficiarse de estos acuerdos e incrementar sus operaciones internacionales.
Esto es precisamente lo que busca Vinicius Valério, gerente de Nuevos Negocios de la startup Pontotel, que ofrece sistemas de reloj para empresas. Después de obtener su primer cliente internacional en Argentina, considera establecer una operación en Colombia para aprovechar el centro que, reconoce, está convirtiéndose el país.
«Estamos aquí para intentar una primera asociación, participar en el foro empresarial y en las rondas comerciales y, en el futuro, considerar una sucursal en Colombia», dijo. Actualmente, hay 30 empresas brasileñas del sector tecnológico con sucursales en Colombia.
En el lado colombiano, también hay interés de los actores locales en acceder al mercado brasileño, aún restringido a pesar del éxito de la aplicación colombiana Rappi. Julio Puentes, vicepresidente de Procolombia, la agencia de promoción de exportaciones, dijo esperar que los negocios entre Brasil y Colombia crezcan «mucho más allá de los protocolos de intenciones».
Las organizaciones brasileñas más grandes del sector también están fortaleciendo sus operaciones en Colombia, como Stefanini y Totvs. Stefanini, una de las principales empresas brasileñas de TI, llegó a Colombia hace más de 20 años después de adquirir una empresa local. Hoy en día, tiene una operación diversificada y emplea a más de 1,5 mil personas.
Diego Ossa, CEO de Stefanini en Colombia, también destaca la ubicación geográfica, la alta conectividad y la calidad de la mano de obra como factores que ayudan a Colombia a consolidarse como un centro tecnológico en América del Sur.
«Estamos en el punto medio entre Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos, no solo en distancia, sino también en huso horario. Tenemos talento bilingüe y una buena oferta académica. Esto ha atraído a importantes empresas del sector a Colombia», dijo el ejecutivo a Valor.
Según él, el país «entendió» que sus exportaciones deberían ir más allá de los hidrocarburos y el café, y que la industria de servicios, especialmente el software, era un potencial a explotar. «Es el fomento de estos ecosistemas lo que permite el surgimiento de un Rappi», concluyó.
Fuente:
Valor Econômico
