Varios años atrás en Stefanini vimos el surgimiento de Sophie, nuestra Inteligencia Artificial (IA) y sabemos que no es única en el mundo, pero tiene algo que la hace diferente al resto. Fue diseñada para adaptarse automáticamente al contexto, lo que permite el aprendizaje y las interacciones humanas.
Se puede pensar en ella, porque en la ciencia ficción nos lo han mostrado de forma natural, pero para lograrlo se tuvo que romper la barrera del lenguaje, manejo de base de datos, programación, comprensión cognitiva, implementación de machine learning, entre otras cosas. Lo que sabemos es que se volverá común con el paso del tiempo.
Razvan Tapu, Head of Digital Transformation en Stefanini aseguró que, «en el lugar de trabajo, en particular, la productividad habilitada por IA se volverá cada vez más común» lo que nos hace evidenciar que este es solo el comienzo de los cambios que traerá consigo esta tecnología.
Para poder entender los alcances de Sophie es necesario saber cómo funciona:
· Aprende rápidamente: utiliza redes semánticas para comprender conceptos, es capaz de entender el significado de palabras y frases, y relacionarlas con el mundo real.
· Comprensión del lenguaje: amplia continuamente su base de conocimientos para adaptarse, cambiar y mejorar su comprensión y capacidad de conversación.
· Progreso cognitivo: aclara sus dudas para no dar respuestas incorrectas, determina qué hace falta para completar una tarea y evita pedir información que ya se había solicitado antes.
· Procesa sentimientos: al comprender si estás frustrado o alegre puede atender mejor las necesidades y tener una interacción adecuada para el contexto.
Si trasladamos esto al ambiente empresarial podremos hallar que la IA ayuda con la mayoría de las tareas repetitiva, mejorar sus servicios y la experiencia del usuario al satisfacer sus necesidades. Las posibilidades de transformación para los negocios son infinitas cuando se implementa.
