Cómo crear y cultivar una cultura de innovación

Competitividad, adaptabilidad y creación de valor para sobrevivir en los negocios

 

Desde el inicio de la pandemia, han surgido muchos desafíos y aspectos inusuales que han reforzado la importancia de una cultura que valora la innovación para enfrentar lo desconocido. El aislamiento social impactó en los procesos y requirió un nuevo enfoque por parte de las empresas para hacer frente a las incertidumbres de este escenario. La estructura organizativa ha sufrido cambios con el fin de mantener el flujo de trabajo y la entrega de servicios y productos a los clientes, con el fin de sobrevivir en el mercado.

Virtualizamos toda nuestra forma de vivir, consumir, trabajar y relacionarnos. Los impactos fueron tan profundos que la única forma en que tuvimos que reaccionar como empresa, empleado y ser humano fue hackeando nuestras propias vidas. Esto significa que tuvimos que reinventarnos y crear un contexto que nos permitiera adaptarnos muy rápidamente, ya que la pandemia creó un escenario que pocas empresas estaban preparadas para enfrentar.

El gran secreto para reaccionar ante cosas que no conocemos, que parecen no tener lógica, es afrontarlas con resiliencia y flexibilidad, así como otro factor esencial: la innovación.

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Saber innovar no es más que aportar competitividad, adaptabilidad y valor en todo lo que estamos haciendo. Son nuevas lógicas que nos permiten sobrevivir a los contextos a los que nos enfrentamos.

 

Un problema no resuelto, todavía

 

Siempre ha sido un paradigma de innovación pensar que las cosas nuevas son innovadoras. No necesariamente. La innovación requiere atributos importantes: tiene que resolver algún problema que aún no se ha resuelto hasta ese momento, es decir, tener un componente de novedad, pero no reducirse a él. Definitivamente tiene que mirar hacia el futuro y seguir aportando ese valor a largo plazo.

En este caso, estamos hablando de un cambio en la forma en que actuamos, de hacer, a una lógica que debe demostrarse de manera diferente, que nos permite seguir aportando valor en una nueva circunstancia. Para ello, es necesario emprender y ser mucho más proactivos en la forma de actuar, no ser reactivos a lo que pueda venir.

En el sector profesional, esto conecta con la necesidad de tener un propósito dentro de las organizaciones. Y el punto de inflexión en este proceso, con el fin de crear una cultura de innovación en las corporaciones, es dar una cierta autonomía a las personas, para que puedan desarrollar prácticas interesantes, pero una autonomía orientada, que se centre en generar valor continuo. Es el emprendimiento con propósito el que crea contextos de innovación dentro de la cultura organizacional.

Cuando hablamos de innovación, la gran clave es mirar al futuro y producir movimientos en esta dirección. Nunca es para el ahora. La innovación es lo que hago hoy, pero eso me lleva al futuro. Son acciones un poco más largas, que nos permiten cambiar y reinventarnos, tendiendo el camino hacia lo que queremos ser en el futuro.

Por ejemplo, el mercado actual está siendo impactado por la pandemia y deberíamos pensar en lo que sucederá después de la pandemia, para innovar en el post-tiempo de la pandemia. Durante este momento diferente que seguimos viviendo, reaccionamos, tuvimos que adaptarnos, porque no teníamos otra alternativa, pero para considerar que una organización es innovadora, tiene que estar pensando «¿y el después de la pandemia?», para enfocarnos en cómo ya puede crear en el día de hoy este movimiento del mañana.

Y por último, es necesario medir los resultados a medida que probamos las nuevas acciones, para que funcionen continuamente. Quizás uno de los grandes retos de la innovación sea este: definir buenos objetivos y resultados clave que permitan no solo ser guías para asegurar que estamos en el camino correcto, sino también herramientas que nos ayuden a repensar las iniciativas en cada momento de decisión, priorizando siempre nuestro cumplimiento del propósito, el futuro que estamos diseñando. Así, el aprendizaje será para siempre, y así es como se crea una cultura de innovación.

 

Mary Ballesta es Directora Global de Innovación en Stefanini Group.

 

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