El mercado de seguridad de la información está experimentando un gran crecimiento. Según el Estudio de Fuerza Laboral de Ciberseguridad (ISC) ² 2018, hay alrededor de 3 millones de profesionales con suficientes habilidades para satisfacer la demanda en esta industria. Tan solo en América Latina, la demanda alcanza más de 130 mil.
La búsqueda de profesionales calificados en el área ha crecido, así como la preocupación de las personas por sus datos personales y de los ejecutivos por la protección de sus negocios. En este sentido, podemos pensar en el mercado de la seguridad como una oportunidad para que las mujeres ingresen a este sector, ya que representan solamente el 24% de la fuerza laboral de seguridad cibernética, según el mismo informe de (ISC) ².
Mirando el contexto de manera más amplia, asociar el área de Tecnología de la Información con un universo masculino sigue siendo común, pero vale la pena recordar que no siempre fue así. Como ejemplo, tenemos a la primera clase de informática del IME (Instituto de Matemáticas y Estadística) de Sao Paulo, de 1974, que tuvo 20 estudiantes, 14 mujeres y 6 hombres, es decir, el 70% del grupo estaba compuesta por audiencia femenina.
Sabemos que el área de seguridad de la información sigue siendo dominada por el género masculino, y las mujeres pueden encontrar algunas dificultades en el camino. Pero lo más importante es que la sociedad está evolucionando, al igual que el papel de las mujeres en el mercado laboral, con compañías que están abriendo cada vez más espacio para que las mujeres trabajen y se desarrollen en esta área.
Si antes era necesario buscar estrategias para competir y demostrar su valía contra los hombres, hoy las mujeres invierten su tiempo en profesionalizarse para adquirir cada vez más conocimientos técnicos y estratégicos, asumiendo posiciones de liderazgo e iguales con los hombres.
La capacidad de ejecutar y entregar el más alto nivel de excelencia no se define con el género, sino a la preparación de quién realiza una determinada función. Hay espacio en la industria para todos. La diversidad es necesaria porque las personalidades se complementan entre sí y no se vuelven excluyentes.